Sunday, January 1, 2012

Rayuela Capitulo 7








Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca,
voy dibujándola como si saliera de mi mano,
como si por primera vez tu boca se entreabriera,
y me basta cerrar los ojos
para deshacerlo todo y recomenzar,
hago nacer cada vez la boca que deseo,
la boca que mi mano elige
y te dibuja en la cara,
una boca elegida entre todas,
con soberana libertad elegida por mí
para dibujarla con mi mano por tu cara,
y que por un azar que no busco comprender
coincide exactamente con tu boca
que sonríe por debajo
de la que mi mano te dibuja.

Me miras, de cerca me miras,
cada vez más de cerca
y entonces jugamos al cíclope,
nos miramos cada vez
más de cerca y nuestros ojos se agrandan,
se acercan entre sí,
se superponen y los cíclopes se miran,
respirando confundidos,
las bocas se encuentran y luchan tibiamente,
mordiéndose con los labios,
apoyando apenas la lengua en los dientes,
jugando en sus recintos
donde un aire pesado va y viene
con un perfume viejo y un silencio.
Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo,
acariciar lentamente la profundidad de tu pelo
mientras nos besamos
como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces,
de movimientos vivos,
de fragancia oscura.
Y si nos mordemos el dolor es dulce,
y si nos ahogamos
en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento,
esa instantánea muerte es bella.
Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura,
y yo te siento temblar
contra mí como una luna en el agua.





Julio Cortázar





 














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